ROMERÍA DE PENTECOSTÉS 2009

Presentación Oficial a la Romería

   El primer acto oficial que deben cumplimentar todas las Hermandades Filiales es presentarse a la Hermandad Matriz de Almonte, cosa que se hace el sábado de la Romería y con ello se le hace saber a la citada Hermandad que la correspondiente filial se encuentra en la Aldea para participar en todos los actos previstos.

La presentación se hace por orden de antigüedad, iniciándose a las doce de la mañana por la Hermandad de Villamanrique de la Condesa. Este era uno de los momentos más esperados por los hermanos portuenses, ya que con motivo del cincuentenario de la refundación, la Hermandad de El Puerto tendría el privilegio de presentarse con su Hermandad madrina, esto es, la de Villamanrique, y ser así la primera de las que lo harían este sábado de Pentecostés, al igual que lo hiciera el sábado de Pentecostés de 1959, que fuese 16 de mayo, el primero de su romería tras la refundación.

Por azares de la historia, ese año se iniciaban los preparativos del Concilio Vaticano II, que SS. Juan XXIII había anunciado y se ponía en uso la carretera de Almonte a Matalascañas, que nuestra Hermandad utilizara ese mismo año, ya que el primer camino se hizo en autobús utilizando esa carretera.

Se vivieron momentos muy intensos. Desde primeras horas de la mañana a los rocieros portuenses se les notaban inquietos. Muchos fueron los que este año quisieron hacer el camino para recordar aquel otro de 1959 y los que no pudieron hacerlo, no dudaron en trasladarse a la Aldea por otros medios para acudir a la cita y no perderse el momento. Los alcaldes de El Puerto y Villamanrique, junto con varios concejales, y el Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías de nuestra Diócesis, fueron algunos de ellos.

 

Sobre las once de la mañana estaba previsto el encuentro con la Hermandad de Villamanrique en la Plaza de Doñana, ya que esta Hermandad tiene por costumbre hacer directamente la presentación al llegar a la Aldea procedente de su pueblo. Testigo de ese encuentro fue la Hermandad de Gines, cuya Casa se encuentra justo en la esquina donde se produciría el mismo.

 
     
 
     
 

El momento fue celebrado con cantos, vivas a la Virgen y a las Hermandades, cohetes, abrazos y un sin fin de saludos. Son muchos los lazos que unen a los hermanos villamanriqueños y portuenses.

Tras ese encuentro, las carretas de ambos Simpecados caminaron en paralelo por la calle Almonte y los romeros y caballerías mezclados como si de una sola Hermandad se tratase. La emoción iba creciendo mientras se acercaba la hora; las doce. La megafonía pronto anunciaba el inicio de las presentaciones y se llamaban a las Hermandades que las iniciarían. Los aplausos no se hicieron esperar y el cante por sevillanas con letras dedicadas a la Virgen, fue la expresión del amor de los rocieros a la Madre. El calor de la iluminada mañana no importaba, subsumido por el calor del corazón de los hermanos.

 
     
 

Al llegar a la angostura de la calle de Las Carretas, la Hermandad de Villamanrique tuvo la gran deferencia de ceder el paso a la de El Puerto. La expectación del público que se agolpaba en las reducidas aceras era evidente. ¿Qué pasa?, se preguntaban algunos. Otros más informados contestaban sobre la razón del acontecimiento. La Hermandad de El Puerto cumplía cincuenta años desde su primera presentación y era acompañada por la de Villamanrique.

 

Al llegar a la puerta de la Ermita, de nuevo los Simpecados se encontraban uno al lado del otro. Las tres Juntas de Gobierno, Almonte, Villamanrique y El Puerto, se fundían en un fraternal abrazo. Las emociones volvieron a flor de piel, unos pudieron contenerlas, otros la manifestaban abiertamente mientras cantaban la tradicional Salve, esta vez con más fuerza que nunca. Se notaba que la Virgen disfrutaba con el cariño de sus hijos a las puertas de su Santuario. ¡Vivas!, lágrimas, cantos, rezos de agradecimiento y peticiones… , el momento era para estar allí.

 
     
 
     
 
     
 

Tras la presentación, la de El Puerto quiso agradecer las atenciones de la de Villamanrique acompañándola hasta su Casa de Hermandad, ante la que se volvió a cantar la Salve. Después de ello, la Junta de Gobierno de Villamanrique y algunos de sus hermanos hicieron lo propio con su amadrinada, acompañándola hasta la suya, donde se celebraría un gran acto de convivencia para todos los hermanos y amigos que quisieron participar.

 
Frente a la Casa de la Hermandad de Villamanrique

 

Petalada sobre la Carreta con el Simpecado

 

 
     
 

 Los actos oficiales en la Aldea no habían hecho más que comenzar.

 

Fotos de Rafael Tejero y Paco González