EL ROCÍO, UNA VISIÓN ANTROPOLÓGICA

 

 

    D. José Antonio Conde Luque es arquitecto técnico y está muy vinculado a las hermandades sevillanas, tanto de pasión como de gloria, habiendo formado parte de la Junta de Gobierno de la Hermandad del Rocío de Triana. También está vinculado con nuestra Hermandad, en la que pregonó la Romería de Pentecostés de 2006.

    El 13 de noviembre de 2008, y bajo el título que encabeza esta nota, José Antonio nos dio una conferencia en la que se adentró en las creencias e instituciones del movimiento rociero, concebido como base de unas estructuras sociales.

    Nos decía el conferenciante, que en general, el culto para el creyente implica sumisión, adoración y gratitud a la divinidad. Para el católico se puede acceder a Dios por medio de imágenes y sitios a los cuales se les adjudica simbólicamente el papel de intermediarios, como es el caso de la imagen de la virgen y todas sus diferentes formas. Esta figura representativa del ritual se puede observar en el Rocío.

    Pero en el Rocío, además de esa religiosidad popular, fraguada a través de muchísimos años, también hay que contemplar la fiesta, que visualiza la identidad social y cultural de los individuos que en ella participan, de tal forma, que estos ejercen su condición de miembros de la comunidad, mediante signos y símbolos que sólo ellos conocen.

    Muchos fueron los acontecimientos que terminaron por definir lo que el Rocío es en la actualidad. De ser un asunto del pueblo llano, a convertirse en un auténtico fenómeno de masas con la llegada de las clases sociales más altas (aristócratas, financieros, políticos, artistas, etc.),  la construcción de la carretera a Matalascañas y la proliferación de los vehículos a motor, la incursión de la televisión, etc.

    La religiosidad popular se expresa de una forma tan contundente y multitudinaria, que supone un constante reto para el estudio de una sociedad. En el Rocío, como en muchas otras fiestas, lo religioso y lo profano se mezclan. En la romería, la larga convivencia durante el camino exalta la fraternidad ayudada por la bebida, el cante y la fiesta. Se acude, por tanto, en un tono festivo, sin obviar el carácter penitencial.

    En fin, consideraciones muy interesantes que la Hermandad agradeció a José Antonio con la entrega de la medalla del Cincuentenario.